viernes, 22 de junio de 2012

COLABORACIÓN (La palabra más olvidada y maltratada en todas las lenguas conocidas)


COLABORACIÓN (La palabra más olvidada y maltratada en todas las lenguas conocidas)

Esta simple palabra representa el sentimiento que dio pie a que se formaran las primeras sociedades que fueron desarrollando la razón que hoy ostentamos.
Cuando el ser primitivo descubre que existe, algo que considero sin discusión científica, comienza la Evolución con todos sus cambios.
¿Como aparece la colaboración y se transforma en un sentimiento?, creo que es fácil de deducir. Veamos: Cuando el Homo Sapiens cambia la dieta vegetal por la carnívora (algo que propicia el crecimiento del cerebro) comienza una carrera hacia descubrir nuevas cosas y termina por dejar el nomadismo para asentarse en lugares fijos. Los primeros asentamientos se producen en cuevas naturales, cercanas a ríos. Es entonces cuando aparece por necesidad, la colaboración, cuyo principio fue la unión entre varios miembros de esa precaria sociedad para facilitar la caza de algunos animales huidizos que suponían la dieta alimenticia del grupo.
Esta actitud, medianamente razonada en sus precarias mentes, también tiene un componente instintivo, que en todo caso, pasa desapercibido y se asume como un logro positivo que mejora su precaria calidad de vida.
De este sentimiento u obligación de colaborar unos con otros, nace la solidaridad, ya que también comprenden que se necesitan entre si, para diversas tareas.

Comienzo de la decadencia del sentimiento...




COLABORACIÓN

Principio básico que dio pié a la creación de las primeras sociedades humanas, comienza a resquebrajarse desde el mismo momento que por el incremento de individuos, se crean los estados.
A tenor de esto y hace ya un tiempo, escribí la siguiente reflexión:


EL COSTE DE UNA SENTADA

Nuestro subconsciente es incapaz de desarrollar una fantasía consciente, sin un precario punto de inicio y una evolución posterior.
Es más que probable entonces, que una tontería como: “a este gato le llamaré Tato”, haya evolucionado desde la prehistoria hasta cosas como:

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
Pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Rubén Darío

ó

Cada lágrima brillaba en las olas
cual gota de ámbar resplandeciente.
Homero, siglo VII a C
Refiriéndose a las Helíadas (hijas de Helios el Sol) cuando enterraban a Faetón su Hermano, en una de las orillas del Erídano, el río.
Es probable también entonces, que el poder, las diferencias sociales y las organizaciones religiosas, provengan de una simple sentada prehistórica.
Los primitivos humanos, según prestigiosos antropólogos, se agrupaban en “bandas” y por lo general, tenían una especie de dirigente que, o era el más viejo, o el más capaz. Este dirigente y de motus propio carecía de privilegios, o sea, colaboraba y cazaba como uno más, pero un día se sentó, pensando posiblemente que con dirigir hacía bastante, sin imaginar la que montaría.
Esta inocente sentada evolucionó sin quererlo, hasta personajes como: Calígula, Torquemada, Hitler, Bush y muchos más, y en organizaciones religiosas como el Vaticano, los multimillonarios predicadores americanos, o bestias como los talibanes islámicos de Afganistán, que rocían con ácido a la niñas que desean instruirse.
Estoy seguro entonces, que ese prehistórico dirigente habría preferido morir de pie y colaborando con sus congéneres, si hubiera imaginado lo que supuso su sentada con el tiempo
La progresiva desaparición de la colaboración, da pie a que la sociedad incorpore el egoísmo, el protagonismo, las diferencias sociales y las ansias de poder, las sociedades se corrompen y aparecen la mentira, el odio y el desprecio de los dominadores hacia los dominados, auto convenciéndose los dominadores, que tienen derecho a dominar imponiendo sus criterios.

Desaparece la colaboración y con ella, las bases de una sociedad que camina ciegamente hacia su propia autodestrucción.

Mario R. Masjoán

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