Como el título indica, lo primero que
hay que hacer es “limpiar” el país de corruptos, privilegiados,
enchufados e inútiles.
Para poder hacer esto se necesita que
todas las fuerzas políticas se unan sin egoísmos, para redactar una
nueva Constitución que se adapte al momento que vivimos.
Que se limpie la Justicia y que a todos
aquellos Jueces que aún añoran los abusos del Franquismo, se les
jubile o prejubile para que desaparezcan de una vez por todas.
Que se pueda juzgar y condenar a un
político corrupto, sin tantas trabas como ahora. El delincuente es
delincuente aunque ostente corona, porque el único privilegiado en
una Democracia es EL PUEBLO, no el dirigente.
Que se aumenten las condenas por
delitos ecológicos y por evasión de capitales, a “cadena
perpetua” revisable a los 20 años y que cuando cumplan en una
cárcel, se les haga trabajar por una salario inferior al que ellos
adjudicaban a sus trabajadores.
Que la justicia sea benévola con
aquellos que roban por hambre; se reduzcan sus condenas y se les
enseñe a vivir en sociedad.
Que vuelva la figura del plebiscito
popular, que tan buenos resultados da en Suiza, y se le de al pueblo
la posibilidad de discrepar con los que les representan, sin
necesidad de esperar cuatro años.
Que el Tribunal Constitucional esté
compuesto por miembros de probada imparcialidad, y su gestión sea
vitalicia.
Que desaparezca la Mayoría Absoluta,
que se fijaría en un 48% como tope, para que aquellos que gobiernen
tengan que pactar siempre con alguna fracción de la minoría para
aprobar las leyes que propongan. Si mantenemos la mayoría absoluta
para quien la obtenga, como ahora, transformamos la Democracia un una
dictadura democrática casi sin darnos cuenta y fomentamos actos de
corrupción.
Que se cree un tribunal popular con un
miembro por cada autonomía, que controle los debates en el Congreso,
para que sean constructivos no destructivos, cuando las opiniones son
diferentes. El Presidente del Congreso puede seguir controlando los
tiempo de exposición, pero solo en tribunal popular controlará las
formas. Así terminaremos con la demagogia que padecemos, obligando a
quienes nos van a representar, que cumplan con lo prometido en
campaña.
Que desaparezca el Senado por inútil y
caro, ya que la función que representa en este momento es obsoleta y
reiterativa: ejemplo- Se aprueba una ley en Junta de Ministros, pasa
al Congreso para ser debatida, se aprueba, pasa al Senado para que la
ratifiquen, estos la rechazan, vuelve al Congreso, se vota, gana la
Ley y se aprueba otra vez. Lo que no entiendo es como a los propios
diputados y senadores, esta cuestión no les da vergüenza, porque
ellos saben perfectamente que en Europa, hay varios países que
carecen de Senado y que están mejor que nosotros.
Que todos aquellos miembros de
cualquier gobierno que tras finalizar su mandato tienen una
jubilación vitalicia, no puedan trabajar en otro lado sin renunciar
primero a su pensión estatal. Si esto no se modifica, todos los
“parados” tienen derecho a tener otro trabajo sin perder la
prestación oficial.
Hay que terminar con eso de que se
acepta que “caiga” preso el ratero y se salve el que lo dirije.
La Banca aunque privada, debe estar
controlada por el Estado. Hay que frenar los abusos y si por causas
desconocidas un Banco privado comienza a caer, debe tener el mismo
trato que el verdulero del barrio. Hay que terminar con los
privilegios, las coronas y los políticos corruptos. Las religiones
deben auto-financiarse sin subvenciones estatales, ya que lo único
que producen son fanáticos irracionales que suelen entorpecer la
convivencia..
Hay que reflotar la pequeña y mediana
empresa, porque es la base del bienestar social. Si no se consume no
hay producción y si no se produce no hay contratación. En momentos
de crisis mundial como el que estamos pasando, se debe presionar a
los Bancos para que otorguen créditos a pequeños y medianos
empresarios, pero al mismo tiempo, rebajar los costes de Seguridad
Social en la contratación a la mitad, temporalmente.
No se sale de una crisis despidiendo
gente, porque esto conduce al hambre y cuando el hambre se instala,
surge el espíritu del “gueto” y la sociedad se derrumba, las
diferencia se alejan cada vez más y los abusos se disparan.
Escribí este articulo con todo el
dolor del alma...
Mario R. Masjoan
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