sábado, 19 de octubre de 2013

LA ESCLAVITUD NO SE ABOLIÓ NUNCA


No es utópico mi razonamiento sobre la esclavitud, porque desde que se instala en la sociedad, (hace probablemente miles de años) no ha dejado de crecer y tratar de ocultarse.
Todas las civilizaciones arrastran esta lacra que desgraciadamente, sirvió para fomentar el desarrollo evolutivo y tecnológico.

Desde aquel sujeto que guió a su Banda (luego llamada Tribu) hasta lo que hoy conocemos como Sociedad, siempre llovió para el mismo lado. A continuación describo una fantasía que estimo se aproxima a la realidad...

EL COSTE DE UNA SENTADA

Nuestro subconsciente es incapaz de desarrollar una fantasía consciente, sin un precario punto de inicio y una evolución posterior.
Es más que probable entonces, que una tontería como: “a este gato le llamaré Tato”, haya evolucionado desde la prehistoria hasta cosas como:

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
Pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Rubén Darío

ó

Cada lágrima brillaba en las olas
cual gota de ámbar resplandeciente.
Homero, siglo VII a C
Refiriéndose a las Helíadas (hijas de Helios el Sol) cuando enterraban a Faetón su Hermano, en una de las orillas del Erídano, el río.
Es probable también entonces, que el poder, las diferencias sociales y las organizaciones religiosas, provengan de una simple sentada prehistórica.
Los primitivos humanos, según prestigiosos antropólogos, se agrupaban en “bandas” y por lo general, tenían una especie de dirigente que, o era el más viejo, o el más capaz. Este dirigente y de motu propio carecía de privilegios, o sea, colaboraba y cazaba como uno más, pero un día se sentó, pensando posiblemente que con dirigir hacía bastante, sin imaginar la que montaría.
Esta inocente sentada evolucionó sin quererlo, hasta personajes como: Calígula, Torquemada, Hitler, Bush y muchos más, y en organizaciones religiosas como el Vaticano, los multimillonarios predicadores americanos, o bestias como los talibanes islámicos de Afganistán, que rocían con ácido a la niñas que desean instruirse.
Estoy seguro entonces, que ese prehistórico dirigente habría preferido morir de pie y colaborando con sus congéneres, si hubiera imaginado lo que supuso su sentada con el tiempo
La progresiva desaparición de la colaboración, da pie a que la sociedad incorpore el egoísmo, el protagonismo, las diferencias sociales y las ansias de poder, las sociedades se corrompen y aparecen la mentira, el odio y el desprecio de los dominadores hacia los dominados, auto convenciéndose los dominadores, que tienen derecho a dominar imponiendo sus criterios.

Desaparece la colaboración y con ella, las bases de una sociedad que caminó ciegamente hacia la esclavitud, y arañando su propia autodestrucción.

Mario R. Masjoán
De dirigir un grupo pequeño de personas, se pasó al pueblo que deja de ser nómada y se establece. Es entonces cuando el dirigente se da cuenta que ostenta un poder mayor y prepara la jugada maestra, o sea, pasar de “orientador de una banda o tribu”, a tener un pequeño poder sobre el resto de la sociedad, ampliar su territorio aunque se deba usar la fuerza y crear un grupo de guerreros que se encarguen de dicha faena..
En ese mismo momento, los seres humanos y casi sin darse cuenta, comienzan tímidamente la evolución tecnológica, llevando a la rastra la institualización de las diferencias sociales que llegan a nuestros días con el mote de: Capitalistas y Trabajadores.
La palabra PATRIA encierra en si misma un belicismo espantoso y unos principios totalmente falsos, ya que desde el soldado raso al glorioso héroe, TODOS, “No van a matar y morir por su patria”, sino para defender encubiertamente, el patrimonio de Capitalistas que dominan desde las sombras la política y el destino de las Naciones actuales.

La esclavitud como la conocemos hoy, proviene de tiempos inmemorables y se practicó en todas las sociedades, incluso en la China y en la Azteca. Tuvo su auge durante las primeras explotaciones agropecuarias, en las grandes Construcciones, en la minería, en la industria, etc.
Según datos veraces, se fue desterrando de las sociedades por causas humanitarias (creo que fue Dinamarca la primera nación que la abolió), aunque hoy, si hilamos fino, nos damos cuenta que en realidad sigue vigente, ya que cambiar el látigo por un estómago hambriento no es la solución sino un triste parche que un listillo “Capitalista” se quitó del ojo, para sostener una Ley vergonzante.

Mario R Masjoán

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