Mal social
Todo fanatismo resulta
irracional y nos devuelve a nuestra etapa animal.
El peligro para el
mundo, no está en la posibilidad de que Irán, Corea del Norte,
Israel, etc., puedan desarrollar bombas atómicas, o que los EE.UU.,
Rusia, Francia, Inglaterra, Pakistán, China y la India ya las
tengan, el peligro radica en el fanatismo de sus dirigentes y sus
pueblos.
Existe el fanatismo
deportivo, con sus brutales consecuencias harto conocidas; el
político, cuyos adeptos ven buenos a sus dirigentes aunque roben, y
a los contrarios malos porque roban; el ecológico, de aquel que se
niega a dialogar los cambios que protegerían al medio ambiente, para
no dañar a las clases más desfavorecidas; y por último el
religioso, el más temido de todos, porque podemos eliminar en el
buen sentido de la palabra, al deportivo, al político y al
ecologista, pero no podemos eliminar a los Dioses, por dos motivos,
primero porque son abstractos y segundo porque no existen, aunque
tengan el récord histórico de ser los responsables de la mayor
cantidad de muertos en su nombre, desde que se crean las sociedades,
los pueblos y las naciones..
Esto nos llevó desde
el principio de los tiempos, a imponer a los “abstractos” por la
fuerza y como es lógico, a no dejar pensar ni dudar. Quien lo
intentaba, moría en la hoguera, crucificado, descuartizado por
cuatro caballos y algunas lindezas más.
4.004 años a C, de
judaísmo (contando 900 años de uno, 200 y pico de otro etc.); 2.000
de Cristianismo y 1.400 del Islamismo, dieron suficientes Ogros como
para realizar una película terrorífica, espantosa y detestable, por
la simpleza de tratarse de hechos verídicos, cuyas colas de
serpiente aun se siguen moviendo por el mundo con el consentimiento
de auténticos sociópatas sedientos de poderes que aplaquen sus
frustraciones.
Dejémonos ya de buscar
plantas de enriquecimiento de uranio; eliminemos totalmente esa
monstruosidad, eliminemos con argumentos las creencias en seres
abstractos e imaginarios y centrémonos en el hombre. Somos entes
sociales que no podemos vivir aislados, pues convivamos de una
veaz por todas en Paz. .
Deberíamos obligar a
nuestros estudiantes a leer UTOPIA de Sir Tomas Moore, y es probable
que más de uno, sueñe con esa utopía y trate de hacerla realidad.
El mal está en el
fanatismo; nadie tiene por que explotar una bomba adosada a su cuerpo
en un mercado lleno de gente para reivindicar nada, ni arrojar
misiles indiscriminadamente, para tratar de evitar que alguien se
adose esa bomba en su cuerpo.
Nadie tiene derecho a
imponer nada a nadie. Todos tenemos derecho a vivir. Aislemos al
fanatismo, definitivamente y todo habrá cambiado apara bien.
Mario R. Masjoán
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