Cuando lo material se
mezcla con lo espiritual, lo espiritual se corrompe, se transforma y
tiende a desaparecer. Es como hacer el amor con cariño, o comprar
sexo con dinero.
“El que predica el
evangelio que viva del evangelio”, estoy absolutamente seguro que
no lo dijo Jesús, y que muy probablemente fue agregado, o por el
obispo Ireneo de Lion en el año 180 de nuestra Era (que además, de
los 30 y pico de evangelios que había, descartó todos menos los
cuatro que conocemos), o por Constantino el Grande, ese gran
cristiano que fue bautizado en su lecho de muerte agonizando, por su
madre, ya que él no creía en nada.
El cobrar impuestos
como hizo la iglesia católica durante toda la edad media, fue un
disparate espantoso, pero sin dudas muy rentable.
Los protestantes, para
no ser iguales que los católicos, se dedicaron a pedir el 10% de lo
que ganaba cada feligrés.
A los Judíos les
mantiene el estado y realizan negocios con sus fieles.
Al budismo, que era
una filosofía lo transforman en religión, al igual que hicieron con
el Taoismo.
En una palabra:
COMERCIALIZARON LO ESPIRITUAL
Para poner en marcha el
negocio del cristianismo, se necesitaba una buena estructura
comercial y política-
Los que narran en
nacimiento de Jesús, en un pesebre (siendo que su padre, José, era
carpintero), cuentan que fueron visitados por unos Reyes Magos (para
la época, ser mago significaba: agorero, sanador, adivino y
prestidigitador), que llevaban de regalo, Oro, Incienso y mirra.
Me fue tiempo
comprender este hecho, pero al fin lo descubrí: oro, es lo que
buscaban quienes dominarían con el tiempo el negocio; mirra, los
buenos aromas que deleitaban a los seguidores; y el incienso, se
usaría como arma fundamental para doblegar voluntades, ya que este
producto tiene una reacción similar a la mariguana.
Pero lo que resulta
esperpéntico es que se aceptara la visita de unos seres que
practicaban una “profesión” que luego, la propia iglesia de
Jesús, terminaría condenando, por considerarla competencia,
Hoy experimentamos los
resultados y tememos que, el oro de los reyes magos creció dando
vida a ese esperpéntico ejemplo de humildad que es el Vaticano y sus
soberbios dirigentes. O el patrimonio que acumulan los famosos
predicadores americanos, o la vidurria que ostentan los Ayatolas
musulmanes, etc.
Los aromas perfumados
se los llevaron los perfumeros de todo el mundo y de la mirra solo
queda la definición del diccionario, pero el incienso duró más
tiempo, y aún se mantiene con discreción.
Todo fue y es un
negocio que debe terminar lo más rápido posible, porque ver a
infinidad de Iglesias que reconocen al Dios de los Judíos y a su
Hijo Jesús, pelearse entre ellos, resulta esperpéntico.
Eso si, no debemos
olvidar que durante 1.500 años, los únicos que tenían derecho a
leer , interpretar y divulgar la Biblia, fueron los Sacerdotes
Católicos. Pero bueno, hay que perdonar este desliz del Creador, o
del inventor del Creador.
M.R. Masjoan
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