martes, 3 de junio de 2014

LA INCULTURA Y LA MENTIRA SON PRIMAS HERMANAS


Existen ejemplos patentes de que lo que afirmo se aproxima mucho a la verdad y para demostrarlo, desarrollaré la cuestión con detalles precisos.
Ningún Rey, ningún Caudillo o Tirano, ninguna Religión, nadie, llego a gobernar a los pueblos sin mentir. Todos se aprovecharon de la incultura de sus congéneres para dominarles.
Es cierto también, que la figura del “macho dominante” al principio de la evolución no pudo ser superada aún, y que la tecnología del presente ayuda a los dominadores a facilitar, tanto la incultura disimulada de sus pueblos, como las tácticas para llegar al poder haciéndoles creer a todos que son la salvación, cuando lo único que pretenden es vivir con comodidades que están muy por encima del resto.

Vamos a empezar con la mentira mas evidente, que demuestra a las claras, la incultura del pueblo; Me refiero al Mito del Diluvio Universal Judío. Sobre este asunto descabellado se vienen barajando hipótesis desde hace miles de años, durante los cuales surgieron controversias sin sentido que pretendían darle veracidad a la cuestión, pero lo único que lograron fue transformar un hecho inventado en una cuestión de fe, para atemorizar a los incultos parroquianos. Solo citaré un hecho que resulta humorístico: ¿Si el famoso Arca de Noe encalló en el monte Ararat de la actual Turquía, podría explicarme alguien, como hicieron los Elefantes para bajar al llano? (los hipopótamos, los rinocerontes, etc)

Si hablas con algún cristiano, judío o musulmán del asunto, te contestará cualquier tontería sin sentido, sobre todo si tratas de averiguar la fecha en que se produjo, algo muy fácil de descubrir, recurriendo a la genealogía del pueblo de Israel, o recurrirán a aquello de que varias culturas muy distanciadas unas de otras, hablan también de un diluvio, algo que por si mismo, demuestra que no fue solo la familia de Noe la que quedó viva, porque también, las fechas son diferentes, como ser: Los Sumerios nombran un diluvio que duró 7 días (no 40 como el de los Judíos) y, si este invento se hubiera producido este año del 2.014, en Andalucía llovió durante 30 días seguidos y se inundaron infinidad de pueblos, sin que nadie se rasgara las vestiduras.
El escritor Lenny Flank, en su obra “LA CIENCIA DE LA CREACIÓN Y EL DILUVIO UNIVERSAL, ubica al diluvio en el año 2.400 a C, cuando Noe tenía 800 años. Vale la pena leer este revelador estudio.

La universalidad del diluvio esta manipulada en los tiempos pero no en su esencia, ya que para los hebreos, lo universal era solo el mundo que conocían.
También deberían leer a Herodoto, sobre la civilización Sumer, porque es una maravilla la descripción que hace, porque de esos individuos y de su mitología que es probable que se remonte a unos 10.000 años a C, nacen todas la religiones abstractas que padecemos ahora.
Abraham vive en Ur con su familia y huye de esa ciudad justo antes del ataque de los Amorreos, y se lleva la mitología Sumeria con él, la transforma y la impone por la fuerzo en su pueblo.
Así llegamos a Moisés, hijo de una princesa de la familia de los Faraones pero sin posibilidad por el rango que ostentaba, de llegar a ser primer mandatario. Cuando se hace mayor, es destinado a la zona donde estaban los esclavos (que en realidad no eran esclavos) como sacerdote de la diosa Isis.
Le adjudican un traductor de nombre Aarón, con quien entabla una gran amistad (hasta llegó a llamarle hermano)

Antes de seguir con las mentiras religiosas, transcribo literalmente, el párrafo de un escrito de Rosa Monteros, que demuestra fehacientemente, como se vulnera la cultura con total impunidad, en este país
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Para empezar: siempre me ha parecido una barbaridad obligar a los adolescentes a leer el Quijote. Y no sólo eso: la enseñanza de la literatura en la educación secundaria española es un completo disparate. Por ejemplo, en 3º de la ESO (catorce años) tienen que estudiar el periodo comprendido entre la Edad Media y el siglo XVIII. Chavales que no han leído jamás una novela por propio placer y que no han descubierto todavía que entre las páginas de un libro cabe el Universo, tienen que tragarse por narices el Mio Cid, que no sé si ustedes lo recuerdan o lo han leído, pero que desde luego es considerablemente espeso. “Con el agravante de que los programas de Historia y de Literatura no están coordinados, de manera que se les habla de épocas que ni siquiera han estudiado antes, lo que genera situaciones entre absurdas y grotescas”, dice Fernando López, un joven dramaturgo y narrador (a finales de año saldrá su segunda novela, La edad de la ira) que además lleva cuatro años dando clases de literatura en un instituto.

Hace unos días mantuve con Fernando una larga, instructiva y llorosa conversación: ya he dicho que las gentes de letras somos un poco plañideros. Pero es que la situación es como para soltar lágrimas gordas. Porque además entre estos chicos y chicas que tienen que leer literatura medieval a los catorce años hay numerosos emigrantes con grandes dificultades para hablar en español correctamente. Me imagino que para ellos sumergirse en el Cid debe de ser como aterrizar en Marte. Claro que a los españoles veteranos no les va mucho mejor, porque tampoco entienden una palabra del lenguaje y porque les importa un pimiento ese mundo tan raro y tan ajeno. Por otro lado, los planes de estudio están tan apretados y tan concentrados en cosas como la morfología y la sintaxis que los profesores que quieren dar otros contenidos y recomendar además otras lecturas no tienen casi espacio para moverse. Y encima se ven obligados a luchar contra la burricie de las familias: “Aunque sólo llevo cuatro años dando clase, ya ha venido algún padre indignado a preguntarme por qué su hijo pierde el tiempo leyendo cuando debería estar estudiando”, dice Fernando.

Luego entramos en el Bachillerato y la cosa sigue empeorando. Porque ahí, a los 17 y 18 años, es cuando se tienen que meter entre pecho y espalda el Quijote y La Celestina, dos textos verdaderamente maravillosos pero dificilísimos de digerir a esa edad. Los clásicos son una estación de llegada, no de partida. Hace falta haber leído y haber vivido bastante para poder gozarlos. La obligatoriedad de estas lecturas sólo convierte esas joyas en un muermo espantable, en un plúmbeo recuerdo que será una losa para toda la vida. Para peor, además, existe el general y apabullante consenso de que esos textos son lo mejor de la literatura española. De manera que a los chavales les dicen que se van a leer lo mejor de nuestra literatura y luego les obligan a meterse en vena esos ladrillos. Con lo cual, como señala Fernando agudamente, no es de extrañar que el pequeño porcentaje de muchachos que, a pesar de este tratamiento de shock, desarrollan un amor por la lectura, huyan todos en tropel despavoridos a leer a los autores extranjeros, y que den por sentado que los españoles somos unos pestiños y escribimos de cosas que no guardan relación alguna con sus vidas. En fin, me pregunto quiénes son los responsables de estos planes de estudio demenciales. Y me respondo: gente que no lee y que no ama los libros. De otro modo no se entiende semejante empecinamiento en la catástrofe.

Creo que este párrafo de Rosa Monteros, escritora por la que profeso una gran admiración, define a la perfección, los errores, hechos adrede o por comodidad, definen perfectamente el por que de la ignorancia de los pueblos.

Esta incultura popular, (para mi dirigida desde sociedades ocultas y especulativas), da pie a que la mentira se transforme en verdad, tanto de forma voluntaria como forzosa.
Antes de seguir con las contradicciones bíblicas, me veo obligado a citar la Inquisición porque quizás sea el medio más brutal y sanguinario que se ejerció contra todos los que descubrían las mentiras que contaban, o se atrevieron a competir con ellos inocentemente.

Cuando Moisés huye de Egipto con todos los esclavos (no todos eran Judíos y ninguno esclavo porque vuelvo a insistir que el concepto de esclavitud en Egipto no era el conocido por el resto del mundo) es durante un terremoto terrible que había repercutido en todo Egipto. No cruza por el mar rojo hacia la península de Sinaí, sino por un río afluente que se queda sin agua durante una hora aproximadamente, a causa del terremoto que incluso, inclinó el delta del Nilo. Todas estas cuestiones están avaladas por los descubrimientos arqueológicos modernos, que encontraron armas y carros de combate en el fondo de dicho río y nada en el mar rojo. Moisés aspiró siempre a ser Faraón o Rey de un pueblo y, aunque por poco tiempo, lo logró. Se llevó las creencias de Abraham y el monoteísmo de Akenatón y logró ser Rey, tener una religión y un pueblo. El antiguo testamento bíblico no es más que la historia del pueblo o la tribu de Israel, contada, agrandada y adaptada al capricho de cada gobernante, porque cuando Salomón llega al poder, tiene que matar a su hermano y un amigo para poder hacerlo, con el beneplácito de Dios, el mismo que le había dado las Tablas de la Ley a Moisés, donde figura uno que dice: No Matarás. Pero Salomón (El sabio, no solamente mata a dos personas, sino que además Dios lo premia con un reino), Mentiras y más mentiras...
Si alguien puede soportar la lectura del Antiguo Testamento de pe a pa sin tirar el libro por la ventana, se dará cuenta que los relatos de lo que debería ser la historia del pueblo hebreo, son una mezcla de fantasías y realidades, muchas veces infantiles y confusas, como el hecho de que un tal David matara de un hondazo al gigante Goliat, ya que teniendo en cuenta el alcance de un proyectil disparado con esa precaria arma, es lo suficientemente limitado como para pensar que David para acertar, tendría que haber estado a una distancia desde donde el gigante podría haberle atacado con facilidad, he incluso, el impacto debería tener una fuerza descomunal para matar a una persona de ese tamaño.

Llegamos así, a lo que con el tiempo se llamó año cero de nuestra era, o sea, el nacimiento de Cristo, que es el principio de las grandes religiones mal llamadas monoteístas: me refiero al Judaísmo, al Catolicismo, al Protestantismo y al Islam.

De la unión sentimental entre José y María (según dicen, descendiente directa del Rey David) nace Jesús, su primer hijo, que según parece, a los 16 o 17 años abandona el hogar paterno y se va con una tribu de Esenios que vivía en el desierto, estudiando, ayunando, sin conocer mujer y dedicados solamente a adquirir cultura. También existe otra versión que lo sitúa en Cachemira (India)
El mito de la virginidad de María, aparece mucho tiempo después y la intervención del Espíritu Santo, es una patraña inventada, que tiene como base la primera traducción de la biblia que se hace del hebreo al griego, veamos: La palabra original hebrea que figura en los escritos,”ALMAH” significa Mujer Joven, y la palabra “BETULAH”, que no figura en ninguna parte, significa Virgen, pero los griegos en su traducción, emplean la palabra PARTHENOS, que en su idioma define a las vírgenes.
Todas estas cuestiones me llevan mentalmente a cuestiones que solo puedo definir como mentiras y más mentiras, destinadas a dominar a los más incultos con objeto de poseer unos privilegios inconfesables.
Si como dice la religión cristiana, el gobierno de Dios está compuesto por El Padre, El hijo y El Espíritu Santo, deja de ser monoteísta, aunque cuando surge esta controversia se trate de emparcharla con aquello de que: SON TRES PERSONAS DISTINTAS Y UN SOLO DIOS VERDADERO.
Si Dios nos hizo a su imagen y semejanza, tiene por lógica el mismo sistema reproductivo que nosotros, entonces, si los tres son el mismo Dios, ¿porque no bajó él a preñar a María?.
Pero volviendo a Jesús, ya mayor y predicando su filosofía entre el pueblo judío, junto a Juan llamado el bautista, estos lo tratan como El Mesías prometido por Dios, algo que Jesús nunca reconoció, incluso cuando le preguntaron si él era el hijo de Dios, este les contestó NO, yo soy el hijo del hombre.
No hay que olvidar la época en que vivió y la literatura que tenía ya, de los más prestigiosos filósofos, como Sócrates, Platón, Arquímedes, etc. La cultura de esos Esenios era superior a la de cualquier hombre de entonces. Jesús le hablaba al pueblo de igualdad., de colaboración de unos con otros, de respeto y tolerancia entre distintas culturas, incluso del creador del mundo, algo que había aprendido desde pequeño. Cuando se reúne con los jerarcas de la iglesia judía, les deja mudos con su sabiduría y antes de entrar, corre a latigazos a los mercaderes que se asentaban frente a la puerta a ofreces sus productos. Les da a los poderosos, una clase sobre la Torá, los 10 Mandamientos y las formas que deben usar quienes prediquen esas cosa y, cuando le preguntan sobre los rumores que circulaban por el pueblo, de que él es el Mesías esperado, el hijo de Dios, solo les responde: YO SOY EL HIJO DEL HOMBRE, (nunca reconoció su supuesta divinidad). Salió de esa reunión, condenado a muerte sin saberlo. Fue muerto en la cruz y sepultado (aunque muchos analistas modernos creen que le bajaron vivo, le curaron y se fue junto a su pareja sentimental, María Magdalena huyendo de Israel.
Los amigos que tenía, llamados a posteriori, Apóstoles, quedaron desvalidos hasta que aparece en la escena un Turco llamado Pablo de Tarso, que trabajaba para el Imperio Romano deteniendo a Judíos y Cristianos, cuenta a esos ignorantes Apóstoles una rocambolesca historia y estos lo aceptan como uno más del grupo. En muy poco tiempo y luego de discutir con Pedro el pescador analfabeto, se hace con la dirección de lo que luego se transformaría en la Iglesia y se lleva la creencia a Roma, Centro Político y Económico del Mundo conocido. O sea, el mesías prometido por Dios a su pueblo elegido, termina comercializándose en Roma.

Los nuevos cristianos con su nueva iglesia, tuvieron que aguantar vejaciones y persecuciones durante unos 300 años, hasta que Constantino el Grande prohibió toda persecución y les permitió tener vienes y latifundios. En ese momento comienza la auténtica imposición del nuevo credo, con una férrea cabeza que utiliza los métodos más aberrantes para conseguirlo.
Hoy solo se usa el lavado de cerebro de los ignorantes, a los que se les prohibe cualquier lectura que no esté relacionada con sus falsas creencias, amenazándoles con que arderán en el infierno tras la muerte. LA MENTIRA Y LA INCULTURA SON PRIMOS HERMANOS Y SIRVEN PARA DOMINAR A LOS PUEBLOS.

Mario Masjoán.

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