martes, 4 de marzo de 2014

LAS FRONTERAS DEL MAL


La inmigración clandestina de africanos hacia Europa y la represión que se usa contra quienes intentan huir de la “hambruna”, es el acto de insolidaridad más cruel que conozco.
Retrocedamos unos 3.000 años y situémonos en el antiguo Egipto, donde gracias al Nilo y otros ríos menores, nunca se pasa hambre y nos encontraremos con los Hicsos (pueblo de Asia) pastores de ganado, que huyeron de su tierra porque se morían de hambre, y también a los Israelitas que llegaron a esa tierra por el mismo motivo, y otras tribus menores. Nadie les dijo nada, ni les prohibieron asentarse con sus ganados. Solo cuando el hambre había pasado, les pidieron que volvieran a sus tierras, he incluso a los Hicsos enfermos y ancianos, les permitieron quedarse durante un años más, para que se recuperasen. Esto se llama SOLIDARIDAD.
Hoy, quienes pretenden cruzar las fronteras, muertos de hambre, son tratados como delincuentes por el solo hecho de pretender trabajar para comer y tratar de trabajar para poder enviar dinero a sus familias.
Esta actitud sangrante, me recuerda que una ves, hace ya mucho y poco tiempo, Europa se repartió África a su antojo, la esquilmó y se fue, sin dejarle ni siquiera, un sistema para gobernarse.
Hace unos años, el excedente de leche en polvo de la Unión Europea, se les dio a los criaderos de Cerdos, y también que los Norte Americanos, fabrican 60 kilos de alimentos por persona al día, comen 2 K o pongamos 4, o 6 los más gordos que más da, si el resto se tira.
No culpo de este espanto que estamos viviendo a nadie, porque todos somos culpables, pero sufro por aquellos que no tienen un “cacho” de pan para engañar a su estómago.
La indiferencia es tan mala como el egoísmo y el desprecio a las mal llamadas “Clases Inferiores”, transforma al ser humano en un sádico.

Yo no lo veré, pero esto solo se arreglara cuando se derrumben las fronteras, igual que se derrumbó el Muro de Berlín

Mario R. Masjoán

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