sábado, 15 de marzo de 2014

VOLVER

No es la letra de un tango, ni tiene nada que ver con frentes marchitas, volver a la lógica en todos nuestros actos, porque aunque extrañas fuerzas intenten impedirlo, es lo correcto.
Dudar es una de las cuestiones más grandiosas que nos dio la evolución. Somos los únicos animales que podemos hacerlo, pero quienes se han basado en lo abstracto para dominarnos, tratan y tratarán de impedirlo.
Si no dudamos y si no somos capaces de cambiar cuando vemos claramente que estamos equivocados, nos transformamos en entes irracionales, pero con el agravante de haber perdido la capacidad de actuar por instinto.
No reconocer nuestros errores, no nos hace más fuertes, sino todo lo contrario, nos hace insignificantes e irracionales, aunque prepotentes, arrogantes y dominadores.

Esta forma de actuar anómala nace dentro del seno familiar, porque es allí donde nuestro perfecto ordenador llamado cerebro, recibe como base, los primeros datos.
Los promedios hereditarios son altísimos y la causa de que alguien cambie, actúe con lógica y respete la libertad de los demás, radica en esos principios que adquiera fuera o dentro de ese entorno. Algo bastante difícil de conseguir.

Nos es fácil dejar la teta materna (creo que a la mayoría lo tiene atrapado), siendo que en el resto de los animales, es la propia madre quien obliga y crear la independencia al hijo.
No me refiero a despreciar las maternidades ni las paternidades, sino tener el valor de defender su propia independencia con total libertad. A adquirir conocimientos aunque nuestros padres hayan sido, por diversas causas mayores, muy ignorantes.

Ciertos factores extraños colaboran en poner frenos evolutivos, por conveniencias económicas o dogmáticas.
Inventan seres abstractos con poderes creativos, y omnipotentes que dominan, desde las sombras, la vida y muerte de todos los seres vivos, incluidos los seres humanos, que tienen el privilegio de otra vida inexplicable, tras una muerte natural.
Cuando era joven, escuchaba narraciones sobre algo que llamaban “lavados de cerebros”, y que solían aplicar ciertos gobiernos en guerra para sonsacar informaciones a prisioneros capturados. Ya mayor, comencé a informarme sobre esas técnicas aberrantes y llegué, en un principio, a creer que realmente existían. Cuando me convencí de ello, investigué más fondo y lo primero que me dio la pauta de que eso existía, fue la Alemania de Hitler, porque sus discursos dirigidos al pueblo, cuando realizaba la exterminación de los judíos, se basaba en una premisa que esgrimía continuamente: Gritando como el enajenado que era, aquello de: por cada judío que matamos, salvamos la vida de 6 alemanes. El 70% apoyaba a Hitler. El 70% tenía el cerebro lavado. Hay un dicho que dice: repite 100 veces una mentira y la transformaras en verdad. Hitler hizo bueno el dicho y con el consentimiento del 70% de su pueblo mató a 6.000.000 de judíos. Cuando despertaron de ese terrorífico sueño, ya era tarde, porque varias generaciones padecieron esa atrocidad.

Pero el lavado de cerebros humanos no lo inventó Hitler, solo se limitó a copiarlo de las religiones vigentes en ese momento (o sea, todas). La única diferencia que existía, era que las religiones lavaban cerebros por una causa económica y Hitler para producir una masacre consentida, que pasó a la historia como genocidio. Es bueno saber que en esa guerra y sin museo de “genocidio turístico”, los Rusos perdieron 29.000.000 de personas, algo que rara vez se comenta.

Volver a ser libres es un esfuerzo que requiere voluntad. No existió ningún filósofo, ningún matemático ni ningún notable que no haya dudado y también cambiado, sin que ello lo traumatizase, ni le hiciese sentir inferior.

Como ejemplo práctico diré: si la Democracia es el poder del pueblo, ¿Por qué no echamos a patadas a los representantes que nos fallan o entorpecen la función de gobierno, con objeto de llegar a él-
Como ejemplo polémico, también diré; ¿porque creemos en seres abstractos a los que llaman Dioses, si nadie puede demostrar que existen?.

Volver sin la frente marchita y con la lógica por delante, dudemos y cambiemos porque solo así, seremos libres.

Mario Masjoán

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