Toda la política Española está
supeditada a las opiniones de la Iglesia Católica.
Aunque no exista prohibición bíblica
que tipifique el aborto como pecado, para poder dominar a los
pueblos, los representantes del Vaticano (o sea, Dios en la tierra)
se sacan de la manga penas que no existen, e infiernos que aún
existen menos.
El derecho a nacer, no hace falta que
lo pregone nadie porque es una ley natural y, el derecho a vivir es
tanto o más sagrado que el primero, quizás por eso, quienes se
inventaron ese contradictorio libro llamado Biblia, en uno de sus
mandamientos se puede leer: NO MATARAS.
Una persona que no ha nacido no es en
realidad una persona, sino un proyecto de persona que tiene que ser
atendida con primor para que se desarrolle y llegue a ser humano
“racional”, o sea: consciente de que existe.
Con los avances tecnológicos que
poseemos, podemos conocer perfectamente, si el feto que está dentro
de una mujer, nacerá bien o con deformaciones irreparables que le
impedirán desarrollarse normalmente y crecerá físicamente, pero
mentalmente será un vegetal.
En casos así, o producto de una
violación, o incluso por indigencia de los padres y el temor de que
el hijo termine muriendo de hambre, el “aborto voluntario” lo veo
correcto y, si la madre (incluso con el consentimiento del padre) no
desean tener un niño, nadie tiene Derecho a inmiscuirse en la vida
de los demás y menos que nadie, La Iglesia, que con la Santa
Inquisición se lució para toda la eternidad.
Esto, nuestro Ministro antiabortista lo
sabe perfectamente, como también sabe que ningún sacerdote violador
de menores ha entrado a prisión, quizás, porque la propia Iglesia
valore más la hipocresía que la sinceridad.
Sr. Ministro Gallardon, baje a la
tierra de ves en cuando, para ver in situ como están la cosas,
porque si sigue así, terminará como campeón de patinaje sobre
mierda.
Mario R. Masjoán
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