lunes, 7 de julio de 2014

NIGERIA



Desde finales de 1.981, hasta finales de 1.983, realicé más de 25 viajes a Lagos Nigeria, representando a la Empresa Valenciana “Codiman SL”, que me contrató como responsable de las cuadrillas de trabajadores de la Obra (que según ellos), tenían adjudicada en Lagos, para la construcción de 10.000 viviendas de bajo coste. El salario era bueno, por lo que dejé el puesto de Visitador Médico de la Farmacéutica, INFALE SL.
Cuando llegué a Lagos (La ciudad más grande de Nigeria y Capital Gubernamental) creí que había llegado al desastre total. Bajamos del avión que nos transportaba y en un principio me pareció todo normal, pero cuando presentamos la documentación, todo comenzó a torcerse. En la ventanilla donde se cuñaban los pasaportes, nos dijeron que para entrar a ese país, teníamos que pagar 10 Nairas (unos 2 dólares), algo que no figuraba en ninguna parte y que nuestra interprete que viajó con el grupo, riendo nos dijo: Esto es un dinero que cobran aquí, para ellos. En ese momento nos vio el Socio Nigeriano que estaba en la puerta principal, habló con los responsables, les dio dinero y nos fuimos al hotel Federal Palas donde viviríamos hasta terminar la obra.

Un primo del socio, hablaba español perfectamente por haber estado en la Embajada de Nigeria en Madrid, durante 4 años. Todos le llamaban Toni y era muy simpático.
Para no hacer muy larga la cuestión, solo agregaré que a los de Codiman SL, no le adjudicaron la obra. Cuando la cuestión se ponía mal, y viendo que no cobraría nada, me fui una tarde al Piso de Pablo Gaon (Sobrino del dueño de la empresa afro-Continental) y le conté mis penurias. Él vivía allí y yo en España pero ambos eramos de origen Argentino. Como había hecho buenas migas con Pablo, le pregunté ¿Como podría ganar dinero en Lagos? Y este me contestó, _veamos: Tu eres amigo del Senador Halo Wassiri, que está considerado Padre de la Patria por haber conseguido la Independencia del país, junto con otros, en 1.960. Yo escuchaba absorto porque no sabía que Pablo conociera esta cuestión, pero, ya metido en el lío, le dejé seguir. Pablo se acomodó en un mullido sofá, y nos zampamos unos bocadillos que había traído antes, y un vino bastante bueno. Cuando terminamos de comer, me dijo: se que ese Senador te aprecia como si fueses su hijo blanco, entonces, tienes que proponerle que: si él consigue cartas de crédito para importar fertilizantes, la empresa de mi tio las compra a razón de 3.000 dolares cada una. Terminó la reunión, me despedí y le dije que al día siguiente le contestaría.
Fui a ver al Senador con un interprete malísimo, pero me encontré con su hijo, que hablaba español. Le di 20 nairas al interprete y nos sentamos los tres. El hijo se llamaba Adamu y cuando le comentó a su padre lo que yo pretendía, se rió y me dijo: mañana tienes una. Recalqué que de los 3000 dólares, una mitad era para mi y la otra para él. Acepto, me dio un abrazo y me fui. Al día siguiente
llevé la carta de crédito, me la pagaron en efectivo y le alcancé los 1.500 dolares al Senador. Volví a España y cada 15 días viajaba a Nigeria, hasta que el 31. de diciembre de 1-983, se produce un golpe militar que resulta incruento, pero fatal para la economía Nigeriana.
Cuando yo bajaba de la habitación del hotel y salia a la calle, a pocos metros estaba una Iglesia Católica a la que acudían todos los domingos, muchos nigerianos y nigerianas. También había iglesias protestantes y la cuestión resultaba totalmente normal, incluso, en el diálogo con las personas que mantenían tradiciones totalmente dispares.
Hoy la cosa cambió y la brutalidad se apoderó de todo el país. Los Musulmanes terroristas siembran el país de miedos, raptan a niñas colegiales, a mujeres, matan a quienes se interpongan, incendias las Iglesias Católicas y los Cultos protestantes, y ese espíritu abierto que tenía el nigeriano comienza a flaquear, con el agravante de que estalle una auténtica guerra.
Todo fanatismo es malo y todas las religiones, separan más que unen. Nigeria se hunde y el sano espíritu de ese pueblo grandioso llora a sus niños y niñas raptadas. Yo también lloro junto a ellos y deseo de todo corazón, que este despropósito termine pronto.
Un gran abrazo a todos mis amigos Nigerianos

Mario R. Masjoán

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